El vicepresidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) aborda la actitud ante el paciente de mal pronóstico en la XXI edición del Máster de Medicina y Genética Reproductivas, donde subrayó que en estos casos “es muy importante tomar decisiones centradas en el paciente y ofrecer una información adetallada, teniendo como único límite el que nos parezca éticamente aceptable a los facultativos”.
La búsqueda de un embarazo no siempre resulta fácil. La esterilidad es una situación psicológicamente compleja y muy estresante. Afecta a la autoestima, a los planes de futuro, a la relación de pareja, o a la vida social”, sostiene el doctor Joaquín Llácer, vicepresidente de la Sociedad Española de Fertilidad y director médico de Ginefiv. El especialista ofreció la ponencia “Actitud ante el paciente de mal pronóstico reproductivo” en el ciclo de conferencias “Controversias en Reproducción Asistida”, enmarcado en el XXI Máster en Medicina y Genética Reproductivas, organizado conjuntamente por las Unidades de Reproducción y de Genética del Hospital HLA Vistahermosa de Alicante, la Cátedra de Biomedicina Reproductiva Clínica Vistahermosa, y el Área de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la UMH.
¿Qué pacientes se consideran de mal pronóstico?
Lo más académico sería clasificar a las pacientes por su etiología. Tenemos pacientes que fundamentalmente, o bien tiene un factor ovulatorio, o tienen un factor tubárico, o un factor masculino. Pero los enormes progresos médicos y tecnológicos experimentados en medicina reproductiva -gonadotropinas, la ICSI (inyección intracitoplasmática), o los test genéticos-, han hecho que el pronóstico sea bueno prácticamente en todos los casos.
¿Qué factores influyen en este pronóstico?
Básicamente, la calidad de los óvulos y la cantidad es lo que va a marcar la probabilidad que tiene una mujer de quedar embarazada. Cuantos más ovocitos se obtengan, más probabilidad de éxito. Cada ovocito más es una posibilidad de éxito más.
¿Qué probabilidades de éxito se barajan en estos casos?
Según datos del registro americano, se contempla que tras 3 tratamientos, la probabilidad que tiene una mujer de conseguir el embarazo es la misma si se trata de un factor tubárico, ovulatorio, o masculino, incluso si el diagnóstico es esterilidad de origen desconocido.
Lo que sí considero fundamental es informar en consulta a la pareja o a la mujer, sobre si la probabilidad de éxito es mayor o menor. Hay que decirle a la paciente qué esperamos de la estimulación ovárica y del tratamiento de fertilización in vitro.
¿Cómo se obtiene información a priori para establecer probabilidades?
Trabajamos con marcadores que nos indican el estado en el que se encuentra la capacidad ovárica de la paciente. El recuento de folículos antrales y la hormona antimulleriana nos ofrecen información previa sobre si vamos a tener una respuesta alta o baja a la estimulación.
Estos marcadores nos informan sobre la cantidad, pero ¿qué pasa con la calidad? La calidad se encuentra directamente relacionada con la edad. El paso de los años multiplica la tasa de aneuploidías, es decir, la probabilidad de que los ovocitos tengan alteraciones cromosómicas, lo que hace inviable un embarazo evolutivo.
¿Qué otros factores dificultan el éxito del proyecto reproductivo?
En la consecución de la gestación, también se encuentran estrechamente implicados la receptividad endometrial, el grosor endometrial, problemas inmunológicos o fisiológicos, pero ninguno de ellos tiene suficiente valor discriminatorio para predecir que las posibilidades de éxito sean muy bajas y que, por tanto, la paciente considere el intentarlo o no.
¿Es importante contar con asesoramiento psicológico durante el proceso?
Las mujeres que se someten a tratamientos de fertilidad están ya estresadas, por lo que el asesoramiento psicológico por parte de un profesional especializado en el área de la fertilidad es recomendable. Puede ser de gran utilidad para desarrollar herramientas de gestión del estrés y aprender a identificar posibles señales de alarma para detectar cuándo la situación puede estar comenzando a ser patológica.
La ovodonación, tratamiento donde la madre gestante recibe óvulos de una donante anónima, genera dolor, frustración, miedo o tristeza. Son emociones normales entre los progenitores. El apoyo psicológico es fundamental para superar el duelo genético, y aceptar que su hijo no compartirá la misma genética.
El doctor Llácer resalta la evolución que ha experimentado la medicina reproductiva. “Los avances en genética, la mejora de medios de cultivo, las novedades técnicas de vitrificación, los innovadores medios técnicos, o la alta cualificación de profesionales, contribuyen a que hoy día consigan resolverse la mayoría de problemas de fertilidad”.