El calor y el embarazo: no es misión imposible

El calor y el embarazo: no es misión imposible

Si el calor ya es difícil de llevar de por sí para todos, si ya estás en los últimos meses del embarazo y te pilla en verano, puede ser insufrible.  Pero el calor y el embarazo: no es misión imposible.A las altas temperaturas hay que sumar el cansancio que ya acumula la futura mamá a estas alturas del embarazo, las dificultades para dormir, que sudará más de la cuenta, la hinchazón de pies… Un rosario de molestias que se pueden paliar con unos consejos sencillos y cambiando ciertos hábitos de vida.

Hidratación y retención de líquidos

El aumento de las temperaturas es vasodilatador, eso quiere decir que al subir la temperatura corporal, los vasos y venas del cuerpo de la mamá tenderán a ensancharse y la primera y más visible consecuencia es la hinchazón de piernas y pies. Esto también puede estar provocado por una retención de líquidos, algo normal debido a los procesos hormonales que sufre el cuerpo de la mujer antes de prepararse para el parto.

Tanto en un caso como en otro es muy recomendable mantener una buena hidratación. ¿Si retengo líquidos también? ¡Claro! Retener líquidos no se soluciona dejando de beber agua, sino todo lo contrario. Una correcta hidratación a lo largo del día ayudará al cuerpo de la mujer a eliminar sustancias como el sodio o toxinas que se acumulan en el organismo y que se excretan bien por el sudor y la orina, por eso es muy bueno hacer trabajar a los riñones para facilitar el alivio de esa retención de líquidos que tiende a acumularse en las piernas.

El calor, además, ralentiza la circulación y donde más se nota eso es en las articulaciones inferiores. Por eso, además de tener siempre una botella de agua fresca cerca para ir bebiendo a lo largo del día, hay que ayudar al cuerpo a favorecer el retorno sanguíneo. Para eso, lo mejor es que, si puedes, descanses después de comer a la sombra y con las piernas elevadas. En el mercado existen también geles y cremas de efecto refrescante que son también muy útiles para favorecer la circulación de las piernas y ayudar a reducir esa hinchazón tan molesta.

¿Y qué puede hacer la alimentación por ti? Más de lo que crees: ya sabrás que el alcohol es una línea roja para toda mujer embarazada, pero si ya estás en la última etapa del embarazo y te ha pillado en verano, el alcohol ni verlo. ¿Por qué? Porque también es vasodilatador y es lo último que necesitas si quieres refrescarte y no sentirte tan pesada. Evita también abusar de la sal y de alimentos con alto contenido en sodio (sopas preparadas, salazones, fritos…) Haz varias comidas al día y en poca cantidad y procura que la fruta y la verdura tengan un gran protagonismo en tu dieta: vas a notar una mejoría notable.

¿Tomar el sol? Mejor para el próximo verano

Es muy placentero tostarse al sol en la playa, pero te recomendamos que ahora que estás a punto de tener a tu bebé, reduzcas las exposiciones al sol al mínimo. Por varios motivos: aumenta la secreción de melanina, que es el pigmento que da color a piel, y eso hará que, con el sol, aparezcan manchas en tu piel imposibles de borrar una vez que haya dado a luz. Además, como decimos, el calor no se lleva bien con la circulación de las piernas y pasarnos más de 20 minutos bajo el sol hará que suba la temperatura corporal de la mamá.

Para evitar que manchas y estrías se queden para siempre después de que tengas al bebé, tal vez tengas que acostumbrarte incluso a usar crema solar de un factor de protección bastante alto incluso para salir a la calle.

Es cierto que tomar el sol ayuda al cuerpo a sintetizar vitamina D, una sustancia muy necesaria para que el cuerpo pueda fijar el calcio a los huesos, pero para que ese proceso químico ocurra (y puede ser muy beneficioso para la formación de los huesos del bebé) basta con unos cuantos minutos al sol. Todo lo demás será perjudicial.

Sueño, calor y un bebé en la barriga

Seguro que ya te habrás dado cuenta de que empieza a costarte más dormir por las noches: no encuentras la postura, algo te tira, una patada, te ahogas, hace calor… No es fácil y tampoco existen fórmulas mágicas para dormir de un tirón en esta etapa del embarazo, pero sí hay cosas que pueden ayudarte: tratar de tener una buena rutina de sueño (irse a la cama a la misma hora todos los días, no hacer ejercicio físico fuerte justo antes de irse a dormir, no cenar en exceso…) Puede sentarte bien ir a caminar o a hacer algún ejercicio suave (como el yoga o pilates para embarazadas) pero al final de la tarde o a primera hora de la mañana, nunca inmediatamente antes de dormir.