Embarazada… y vienen dos

Embarazada… y vienen dos

Durante los últimos 30 años, la percepción social de las técnicas de reproducción asistida ha evolucionado notablemente: de ser una técnica poco conocida en sus inicios, cuyos resultados tenían algo de milagroso, a ser considerada, en la actualidad, una especialidad médica cuyo impacto social se percibe a nuestro alrededor de manera natural. De hecho, más de 200.000 bebés nacen como resultado de estas técnicas cada año y no es anecdótico que muchos de nosotros veamos por la calle, en un centro comercial, en el parque… carritos de bebés con gemelos.

El objetivo de los profesionales dedicados a la reproducción asistida es  conseguir los mejores resultados minimizando siempre los riesgos que se pueden derivar de estas técnicas. Uno de ellos es el embarazo múltiple, considerado de riesgo en el protocolo médico. Se estima que, dentro de los tratamientos de fecundación in vitro (FIV), la posibilidad de que se produzca un embarazo gemelar oscila entre el 17% y el 40%. En este contexto, es importante determinar el número de embriones a transferir y, también, realizar una adecuada selección de aquellos casos en los que la transferencia de un único embrión evite la gemelaridad sin condicionar las posibilidades de embarazo.

El impacto de estos tratamientos en la pareja, el coste económico, el deseo de conseguir ser padres en el mínimo tiempo posible y la idea de maximizar las oportunidades en la consecución de su objetivo, el embarazo, hace que muchas parejas, cuando acuden a consulta para iniciar un tratamiento de FIV demanden la transferencia de dos embriones. Incluso, en ocasiones, llegan a manifestar su deseo de que ambos embriones lleguen a evolucionar, evitando así la repetición de un nuevo tratamiento cuando desean tener segundo hijo. Por ello, en aquellos casos en los que esté médicamente indicado –siempre y cuando no suponga un riesgo para la salud de la futura madre– no es infrecuente la transferencia de dos embriones.

El embarazo gemelar

Los especialistas debemos informar de los potenciales riesgos de un embarazo gemelar, pero también tranquilizar a los futuros padres. Los gemelares obtenidos tras un tratamiento de FIV suelen ser bicoriales-biamnióticos, lo que quiere decir que cada feto tendrá su propia placenta y saco amniótico, que conlleva menos riesgo para el embarazo, a diferencia de los gemelares monocoriales que comparten placenta y tienen más posibilidad de desarrollar una grave complicación como es la transfusión feto-fetal.

gemelos

Es verdad que la gemelaridad se asocia a un mayor riesgo de prematuridad. Hasta un 57% de estos niños nacerán antes de llegar a término el embarazo. Sin embargo, tan sólo el 11% nacerá con una edad gestacional por debajo de las 32 semanas. A ello hay que añadir que en nuestro medio existen unidades neonatales especializadas que atienden con muy buenos resultados a este grupo de niños, fomentando su buen pronóstico, no solamente neurológico sino, también, priorizando el papel de la familia en su cuidado. Es práctica habitual en las unidades neonatales permitir la entrada libre de los padres 24 horas al día, favoreciendo su implicación en los cuidados habituales: aseo, cambio de pañales, etc.

Cobra especial relevancia en este grupo de recién nacidos prematuros la alimentación, siendo en estos casos considerada la leche materna el “oro blanco” de estos niños. Existen en nuestro medio hospitales con galardón IHAN (galardón que otorga UNICEF a todas aquellos hospitales que desarrollan una serie de actividades para la promoción de la lactancia materna) donde la posibilidad de llevar a cabo una lactancia materna con éxito es mayor. En la Comunidad de Madrid existen tres centros con estas características: Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda, Hospital 12 de octubre y el Hospital de Fuenlabrada.