La vida fértil femenina dura alrededor de 30 años. La capacidad que tiene una mujer de lograr el embarazo se encuentra directamente relacionada con la edad. A los 14, la mayoría de mujeres ya han empezado a ovular, y a partir de los 44, las posibilidades biológicas de ser madre son muy bajas, incluso en algunos casos empiezan a significarse los primeros síntomas de menopausia, etapa que cierra su vida fértil.
En este intervalo de tres décadas, la etapa de mayor nivel fertilidad se sitúa entre los 20 y los 35 años, a partir de esta edad se inicia un descenso que aumenta drásticamente a los 40 años. El varón presenta un periodo de fertilidad más largo, aunque también la edad afecta a sus probabilidades de ser padre, sobre todo a partir de los 45 años.
La vida nos ha cambiado mucho, y tal y como está configurada hoy nuestra sociedad, existe un difícil equilibrio entre los años fértiles y la edad en la que parejas y mujeres se plantean la maternidad. Por lo general, de los 20 a los 35 años la maternidad no se encuentra entre las prioridades de la mayoría de las mujeres. En esta etapa, la mujer vive su ciclo de formación académica, inicio de su vida laboral y sin una estabilidad económica. Lo que deriva en que aplacen el proyecto reproductivo a etapas posteriores en las que biológicamente son menos fértiles.
Conoce el nivel de tu reserva ovárica
El descenso de la fertilidad que se produce a partir de los 35 años se encuentra estrechamente ligado a la calidad y cantidad de óvulos que se encuentran en los ovarios. Y te preguntarás: ¿Por qué pierden calidad mis óvulos? y ¿por qué cada vez hay menos óvulos?
La respuesta es sencilla: las mujeres nacen con un número determinado de óvulos que con el tiempo van perdiendo con cada ciclo menstrual. En este aspecto existe una gran diferencia con el hombre, que en cada espermatogénesis genera nuevos espermatozoides.
Además, el paso de los años va haciendo mella en los óvulos que van quedando. Los más fértiles son los primeros, los que generan los ciclos menstruales de los primeros años. Por eso, a partir de los 35 años el ovario alberga menor número de ovocitos con calidad, y con el paso del tiempo el porcentaje disminuye.
El envejecimiento pasa factura a los óvulos, generando alteraciones en el número de sus cromosomas y provocando problemas de infertilidad.
Esta es una razón de mucho peso para que las mujeres se planteen entre los 30 y los 35 años un estudio de su reserva ovárica, mediante una sencilla ecografía transvaginal durante los primeros días de ciclo, y constatar el estudio en función del resultado de la ecografía con una analítica de la Hormona Antimuleriana (AMH), que se puede realizar en cualquier momento del ciclo ovárico.
Conservar los óvulos fértiles para un futuro
Por suerte, la medicina reproductiva está aportando soluciones al problema del retraso de la maternidad y actualmente existen técnicas revolucionarias como es la vitrificación de los óvulos para que la mujer pueda conseguir el embarazo cuando lo desee.
Con este innovador proceso puedes congelar tus óvulos jóvenes y fértiles pudiendo elegir así el momento de ser madre. La calidad de tus gametos seguirá intacta, y no habrá disminuido con el paso del tiempo. Se descongelarán cuando quieras recurrir a ellos para ser madre mediante una fecundación in vitro con las mayores garantías de éxito.