La doctora Teresa Rubio, embrióloga de UR La Vega, Unidad de Reproducción del Grupo UR Internacional en Murcia, presenta en el 40th congreso de la ESHRE que se celebra en Amsterdam del 7 al 11 de julio, el estudio retrospectivo y multicéntrico sobre los factores que afectan a los embriones que influyen en el sexo masculino o femenino en ciclos de FIV/ICSI.
El estudio, en el que han participado varios de los centros de fertilidad del Grupo UR, incluyó a 202 pacientes que se sometieron a un tratamiento de FIV/ICSI entre enero de 2022 y diciembre de 2022, asegurando que se obtuvo el 100% de implantación. Todos los ciclos se realizaron con transferencias en etapa de blastocisto. El sexo se confirmó al nacer.
Entre los 223 recién nacidos incluidos en el estudio, se encontró un predominio estadísticamente significativo de varones: 58,3% de niños frente al 41,7% de las niñas. La edad media de los pacientes fue de 38,3 años, no encontrándose diferencias significativas en cuanto a la proporción de sexos, así como con la técnica de fertilización, medio de cultivo, maceración, el origen de los ovocitos, el origen del semen y la calidad del embrión.
“En este estudio se ha analizado la morfocinética de los embriones a través de los incubadores time-lapse para que nos ayudaran a establecer un parámetro que diferencie los embriones que, tras la división celular llegan a implantar y nacer, de sexo masculino y femenino. Tras el análisis de los tiempos de división y celulares, en las anotaciones que hicimos no encontramos que hubiera una diferencia que fuera estadísticamente significativa”, explica la embrióloga.
“Es cierto -prosigue- que hay muchas publicaciones que afirman que el embrión masculino es más rápido que el femenino, pero con nuestros datos no hemos llegado a una conclusión robusta que pueda constatar esa diferencia entre un sexo y otro”.
Esta investigación se ha realizado gracias a los incubadores de tecnología time-lapse con la que están dotados los laboratorios de embriología del Grupo UR Internacional, capaces de ofrecer imágenes continuas de los embriones y permiten tener mayor información del cultivo embrionario, sin necesidad de sacar al embrión de su entorno para valorarlo, y sin tener que perturbar las condiciones de temperatura y oxígeno que mantiene el incubador.