El número de casos en los que no se encuentra ninguna causa aparente de la esterilidad tras realizar estudios básicos es bastante elevado. La infertilidad de origen desconocido crea incertidumbre y desasosiego a la pareja, pero es importante señalar que no implica que tenga una causa específica, tan solo que las pruebas habituales no reflejan alteración alguna. La buena noticia es que los tratamientos de reproducción asistida son igual de eficaces, por lo tanto, no hay que rendirse ni perder la esperanza porque conseguir el embarazo es posible. Las parejas con este diagnóstico tienen las mismas probabilidades de embarazo con ayuda de la reproducción asistida que aquellas con una causa conocida de esterilidad.
Es fundamental en estos casos establecer un diagnóstico que permita un tratamiento concreto. Los pacientes necesitan no sólo ayuda, sino también respuestas. En ausencia de causa evidente, hay que tratar todas las anomalías colaterales sospechosas antes de empezar el tratamiento específico. Hay que buscar la causa mediante pruebas más específicas que evalúen también la función de sistemas que pueden afectar la calidad de los ovocitos y espermatozoides indirectamente.
La experiencia en los tratamientos de reproducción asistida ha detectado algunas alteraciones que podrían ser las causas de esta dificultad para concebir: alteraciones en el ADN del espermatozoide, alteraciones cromosómicas en el óvulo, fallos en la implantación embrionaria relacionados con el desarrollo del embrión, o en el útero.
Cabe destacar que la edad de la mujer también es un factor muy importante que debe tenerse en cuenta a la hora de buscar una causa de infertilidad. A partir de lo 35 años, la probabilidad de conseguir un embarazo natural disminuye considerablemente debido al envejecimiento de los ovarios. De hecho, el tratamiento para abordar la infertilidad sin causa aparente va a depender de este factor. Si la mujer es menor de 35 años, se recomienda a la pareja modificar hábitos de vida poco saludables como el estrés, el tabaco, el alcohol o una mala alimentación, así como la programación de los coitos con el control de días fértiles del ciclo. En cambio, si la mujer ya presenta una edad más avanzada, se requiere pasar directamente a un tratamiento de alta complejidad.
En la mayoría de las ocasiones, las parejas logran su objetivo de ser padres porque, como se ha dicho al inicio, los tratamientos de fertilidad son igual de eficaces. La pareja que en un primer estudio no puede determinar dónde radica su problema para tener un bebé tiene las mismas posibilidades de ser padres que una que tiene bien focalizado el origen de la dificultad. Hoy día, con los avances en el campo de la reproducción asistida, un gran porcentaje de estas parejas consiguen el sueño de formar una familia.