UR HLA JEREZ PUERTA DEL SUR
Miguel Ángel López Martín
La calidad del esperma de los hombres del siglo XXI ha sufrido una merma con respecto a la de sus antepasados. La función de un espermatozoide es penetrar en un óvulo y liberar su ADN para que se pueda producir una fecundación. En el caso de que el material genético esté dañado, habrá menos probabilidades de éxito.
La vida sedentaria, la obesidad y los hábitos tóxicos son muy nocivos para la producción de espermatozoides con buena capacidad fecundante. Numerosos estudios avalan que los varones fumadores presentan una disminución del 13 % en la movilidad de los espermatozoides, una reducción de hasta un 23 % en la concentración, un aumento en la fragmentación del ADN, así como un descenso del 28 % en la probabilidad de conseguir un embarazo.
El consumo excesivo de alcohol se asocia a los varones con teratozoospermia —menos del 4% de espermatozoides morfológicamente normales— y oligozoospermia —baja concentración en el eyaculado—, disminución de la libido y disfunción eréctil. Además, enfermedades como la diabetes o la prostatitis —infección bacteriana de la glándula prostática— también pueden dañar su esperma.
En las diferentes técnicas de reproducción asistida (IA, FIV o ICSI), se emplean procesos de capacitación espermática de forma rutinaria como parte del proceso de diagnóstico de valoración de la calidad del semen a través del seminograma REM (Recuento de Espermatozoides Móviles).
En condiciones naturales los espermatozoides sufren un proceso de selección cuantitativa y cualitativa, de modo que solo los mejores alcanzan al óvulo y lo fecundan. La capacitación natural se produce tras el eyaculado, una vez que los espermatozoides entran en contacto con el tracto genital femenino. Este proceso de capacitación destinado a fecundar del óvulo, comporta una serie de cambios. Los espermatozoides móviles se separan de los inmóviles que quedan atrás, al tiempo que se va eliminando el plasma seminal y se produce la aceleración de los espermatozoides. Esta activación genera cambios en el patrón de movimiento y en el acrosoma, y una parte de la cabeza del espermatozoide que contiene enzimas que al ser liberadas permitirán penetrar a través de las células que rodean al óvulo hasta llegar a fecundarlo.
En laboratorio se realizan varias técnicas para el mismo fin y trabajar con una muestra con las mejores condiciones fecundantes posibles. Dentro de los métodos de capacitación seminal los Gradientes de Densidad son los más utilizados, donde los espermatozoides, por la fuerza generada por una centrifugadora, cruzan a través de varias capas de una solución viscosa, generadas con partículas de silicona, que consiguen seleccionarlos según su densidad, obteniéndose una muestra con mejor movilidad, morfología y madurez. Además permite eliminar de forma eficaz los virus y bacterias presentes en el plasma seminal.
Otra alternativa es el denominado Swim Up, técnica de lavado con centrifugado de la muestra seminal que concentra los espermatozoides en el fondo del tubo de trabajo en un medio de cultivo específico para posteriormente dejarlos el tiempo necesario en un ángulo de 45 grados. En este tiempo solo los espermatozoides con mejor movilidad colonizarán la parte superior del medio y son los que serán rescatados. A favor de esta técnica está que la selección resulta más fisiológica que la anterior. Ambas técnicas son sencillas de aplicar, pudiendo elegir entre una u otra dependiendo de las características de la muestra y de la técnica en la que se vayan a aplicar.