Tras casi dos décadas de siglo XXI, los estigmas sociales respecto a la formación de una familia todavía no son cosa del pasado. Uno de ellos, que se encontraba no hace muchas décadas entre los más populares, era el que hablaba de las madres solteras. Pero eso ya no es así. A punto de entrar en los nuevos años 20, la revolución de las madres solteras por elección ejemplifica a la perfección los modelos familiares alejados de los estereotipos.
En el año 2015, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), un 44,5% de los bebés nacidos en España lo hicieron de madres no casadas. Es el dato más elevado de la serie histórica, y no hace sino reflejar una tendencia: las madres solteras hace años que dejaron de ser una opción forzosa para convertirse en una elección libre, madura y consecuente de mujeres que optan voluntariamente por ese camino.
El dato, además de una opción real, muestra claramente la línea ascendente: en 2006, los bebés nacidos de madres solteras representaban un 28% del total. Menos de una década después, el ascenso se acerca a los 20 puntos; prácticamente se ha doblado el número de familias basadas en mujeres no casadas, que ya representan cerca de la mitad del global.
Madres solteras asociadas
La realidad de las madres solteras por elección es tal que ya no son burbujas individuales de casos aislados. En el año 2007 se fundó la Asociación Madres Solteras por Elección (MSPE): una organización que reúne a mujeres que, libremente, decidieron emprender el camino de la maternidad por su cuenta y que, bajo el amparo de la MSPE, abanderan un modelo familiar que cada vez representa un porcentaje de casos mayor sobre el total.
Otro caso es el de la organización de Madres Sin Pareja Por Decisión Propia y Otros Modelos De Familia (Masola). Al igual que la MSPE, Masola reúne a madres que han tomado este camino por decisión propia, ya sea mediante la adopción o, como en un buen número de casos, tras seguir un tratamiento de reproducción asistida. Y, por supuesto, esta proliferación de nuevos modelos familiares también presenta evoluciones. Ambas organizaciones cuentan también con padres que no han requerido de una pareja para formar una familia, siguiendo el camino iniciado por miles de mujeres por voluntad propia.
Pero, más allá de representar esta elección individual, este modelo familiar se está erigiendo en la punta de lanza para lograr avances todavía más profundos que el de la aceptación social, por importante que sea. En paralelo a esta tendencia alcista se están produciendo avances legislativos que facilitan que esta pueda ser una elección libre de condicionantes como podrían ser el económico o la organización familiar diaria.
Recientemente se aprobó una ley por la que las madres solteras trabajadoras con un hijo en la guardería podrían desgravarse hasta 1.000 euros anuales más: solo un ejemplo de cómo la legislación se adapta a la realidad social para permitir que las personas puedan seguir dando pasos adelante libremente en la formación de una familia.
Esta revolución de madres solteras es una piedra más en un panorama familiar que ya no se rige por los mismos cánones que a mediados del siglo pasado. Muchos modelos familiares diferentes coexisten en una sociedad que también avanza en términos de tolerancia, libertad y aceptación más allá de las estructuras clásicas.