Los modelos familiares son un paradigma de la propia sociedad. Hasta no hace demasiado tiempo, cualquier bebé que naciese fuera de un entorno basado en una relación matrimonial y un modelo tradicional de núcleo familiar era visto como una rara avis. Pero no por cuestiones ideológicas, religiosas o por cualquier tipo de prejuicio: simplemente, porque estadísticamente era poco frecuente. Que un bebé naciese de madres no casadas era, en los albores de la democracia española, algo raro: en el año 1975, primero en el que el Instituto Nacional de Estadística recopiló los datos, solo un 2% de los nacimientos de bebés se producían fuera del matrimonio.
El cambio, además de drástico, ha sido acelerado. En poco más de cuatro décadas, y con una progresión alcista sin interrupción -el dato ha aumentado todos y cada uno de los años- el panorama ha cambiado por completo. De ese 2% de bebés que a mediados de los años 70 nacían fuera del matrimonio se ha pasado a cerca de un 47% en el año 2017, último ejercicio del que el INE ha publicado los datos. Es decir, los casos se han multiplicado por 23.
Cuando hace unos años era complicado encontrar un caso, ahora casi uno de cada dos bebés nace de madres no casadas. Y ese cambio no es solo de modelo familiar, sino incluso de proceso. Los avances no solo se han producido en la sociedad, sino también en la medicina. La reproducción asistida y sus actuales tasas de éxito y fiabilidad permiten que parejas del mismo sexo, madres solteras y múltiples núcleos familiares diferentes puedan cumplir su sueño de formar una familia.
Crecimiento exponencial
Los datos, además, muestran una disparidad entre los bebés nacidos de madres españolas y de madres extranjeras. Desde que el INE comenzó a detallar los nacimientos en el año 2002, la tendencia es completamente dispar: ya en ese año, los bebés nacidos de madres no casadas extranjeras representaban un 43% del total, mientras que los bebés nacidos de madres no casadas españolas apenas alcanzaban un 19%.
Desde esa primera toma de datos, los bebés de madres no casadas españolas han pasado a representar un 48% del total, mientras que en el caso de las madres extranjeras el porcentaje se ha mantenido mucho más plano, en un 41%, incluso por debajo del dato inicial. Esta estadística, que no es más que un reflejo numérico de un compendio de realidades socioeconómicas, demográficas y culturales, muestra con elocuencia una única arista: el matrimonio tradicional ya no es el eje sobre el que se articulan las familias, y la tendencia indica que cada vez lo será menos.