En la fecundación in vitro mediante la microinyeción fecundamos los óvulos de la mujer con los espermatozoides de la pareja y a continuación son introducidos en un incubador.
Unas horas más tarde y tras la unión de los cromosomas paternos y maternos se ha creado un nuevo ser que llamamos embrión.
Los embriones permanecerán en el incubador en un ambiente controlado de CO2, temperatura y pH entre 2 y 5 días a la espera de ser transferidos (lo habitual es a los tres días).
En este intervalo de tiempo los embriólogos tienen que sacarlos de dicho ambiente para observar su evolución. Lo realizan cada día y anotan las características de estos embriones en ese momento.
Esto supone tener una información limitada y a su vez someter a los embriones a un ambiente hostil.
En la tecnología time lapse, los embriones permanecen todo el tiempo en un incubador especial y son vigilados por una cámara que disparará fotos cada 15 minutos, obteniendo así unas 300 instantáneas de cada embrión en forma de película, cuando antes solo teníamos tres.
No solo tenemos información de su morfología si no de su cinética y sus tiempos de latencia entre divisiones, lo cual es un factor importante de viabilidad que antes no teníamos.
Esto, ha abierto un mundo nuevo de información sobre que embrión es bueno y cual no, pues ahora conocemos como se han comportado cuando no lo veíamos.
Esta herramienta de última tecnología nos está ayudando a dar a nuestras pacientes más garantías de ofrecerles buenos embriones y conseguir el embarazo tan deseado.