Hasta que una nueva familia deja de ser una ilusión y se convierte en una realidad, multitud de factores intervienen en el proceso. Algunos, como la predisposición genética para la fertilidad, son imposibles de controlar. Otros, incluso algunos biológicos, sí pueden –y deben- seguir ciertas pautas para evitar que puedan generar problemas indeseados. Entre ellos, los medicamentos son uno de los que más pueden afectarnos, por lo que conviene saber qué medicamentos vale la pena evitar cuando una persona desea lograr el embarazo.
Para lograr el embarazo, además de controlar los planos emocionales, alimenticios y de hábitos de nuestras vidas, es necesario aprender qué puede ayudarnos y qué hay que esquivar a toda costa. Muchos medicamentos, por positivos que puedan resultar para fines concretos y dolencias determinadas, pueden de manera secundaria afectar a la capacidad fértil de las personas.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que, en el ámbito de la concepción, como en tantos otros aspectos, la información es poder. Y la información debe partir siempre de fuentes especializadas: doctores, ginecólogos, clínicas u hospitales, de forma personalizada, son los únicos que pueden analizar las necesidades de cada caso.
Por supuesto, es necesario destacar que en la fertilidad no intervienen únicamente las mujeres: los medicamentos que tome el hombre durante el proceso en el que busque el embarazo también pueden afectar a su fertilidad, por lo que las precauciones deben estar en ambos lados, ya que algunos compuestos pueden disminuir la producción de espermatozoides.
¿Cómo afectan los medicamentos a la fertilidad?
Algunos de los medicamentos más comunes, disponibles en cualquier farmacia y de venta libre, pueden ser realmente perjudiciales para la concepción. Compuestos como el ibuprofeno, que muchas personas toman sin ninguna prescipción médica, pueden producir una inhibición en la ovulación o incluso, durante las primeras etapas del embarazo, entorpecer gravemente la formación del embrión.
Otros principios activos como los corticoesteroides, muy utilizado por personas con asma, pueden requerir una modificación de dosis (o incluso sustitución) durante el embarazo y su etapa previa.
Por obvio que pueda parecer, las píldoras anticonceptivas son lo primero que debe abandonarse. Por regla general, se aconseja dejar de tomarlas alrededor de tres meses antes de empezar a buscar el embarazo, para lograr que el ciclo menstrual vuelva a estabilizarse y, cuando lo haya hecho, comenzar el proceso. Aun así, es posible conseguir la gestación en el ciclo inmediatamente posterior a dejar los anticonceptivos.
En general, la norma que recomienda seguir cualquier médico es la de no tomar ningún medicamento que no sea necesario. Ese axioma, durante el embarazo y durante la etapa en la que se intenta concebir, deben ser reglas de oro. Por ello, más allá de un dolor de cabeza puntual o de alguna molestia concreta, cualquier persona con problemas de salud crónicos debe consultar con un especialista la forma en la que proseguir sus tratamientos.
Esto puede afectar a personas con jaquecas, a tratamientos que incluyan isotretinoína o tetraciclina –utilizados para el acné-, medicamentos con angiotensina –para la hipertensión-, el ácido valproico –para la epilepsia- y multitud de principios activos y medicamentos son completamente desaconsejables para personas que busquen concebir.
Por supuesto, la respuesta la tiene el doctor que mejor conozca cada caso. Buena parte de estos tratamientos tienen alternativas que ofrecen mayores garantías durante esta etapa, que pueden evitar problemas graves y no entorpecer el sueño de formar una familia.
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