La vasectomía, ese proceso quirúrgico consistente en la sección y ligadura de los conductos deferentes de los hombres para conseguir que el semen no tenga espermatozoides, ha sido visto y tratado durante mucho tiempo como un método anticonceptivo sin vuelta atrás. Aunque este proceso requiere de cirugía y anula por completo las posibilidades de ser padre de quien se somete a él, no es necesariamente irreversible. Revertir una vasectomía no es un trámite sencillo, pero sí es factible.
A igual que para realizársela, revertir una vasectomía requiere una intervención que, con las técnicas microquirúrgicas actuales, puede realizarse con seguridad y con altas tasas de éxito.vLas posibilidades de llevar a cabo esta recanalización con éxito dependerán, en buena medida, del tiempo que haya pasado desde la vasectomía: a mayor distancia, menor porcentaje de éxito podrá lograrse.
En esencia, para deshacer una vasectomía es necesaria una intervención que devuelva a los conductos deferentes su capacidad de transportar espermatozoides, conectándolos de nuevo mediante microcirugía. Este proceso, llamado vasovasostomía, tiene una tasa de éxito prácticamente total durante los primeros tres años y, aunque su efectividad baja progresivamente, 15 años después de la vasectomía su efectividad todavía puede ser superior al 70%.
La vasovasostomía requiere de anestesia general, por lo que requerirá cierta preparación. La persona que quiera pasar por ese proceso deberá someterse a ciertas pruebas previas, sencillas y rutinarias, pero que permitirán al equipo médico evaluar su estado y las garantías o conveniencia de pasar por quirófano. Ahí entrarán factores como posibles enfermedades o medicamentos, el tiempo que haya pasado desde la vasectomía o la situación personal y de salud actual.
La vasectomía: una decisión madura
Realizarse una vasectomía, por mucho que pueda posteriormente ser revertida con otra intervención, no debería ser vista como un mero método anticonceptivo temporal. Antes de revertir los efectos de una vasectomía hay que hacérsela, y antes de tomar esa decisión debe existir un proceso interior: es una decisión que no puede tomarse de manera irresponsable, a la ligera, pensando en dar media vuelta un tiempo después. Más que un método anticonceptivo, debería tomarse como el inicio de un nuevo proyecto vital.
Aun así, es perfectamente lícito y factible que ese proyecto pueda modificarse sobre la marcha, o que una decisión tomada de forma madura y con conocimiento de causa sea repensada un tiempo después. Para esos casos, revertir los efectos de una vasectomía es una manera de iniciar un nuevo capítulo en la vida que permita buscar un embarazo de forma natural y, así, alcanzar el sueño de formar una familia.