La fecundación in vitro (FIV) es una técnica que evoluciona en distintas fases, o momentos críticos, que determinan su desarrollo. La fase de extracción ovocitaria –instante en el que se obtienen, mediante punción y aspiración, los folículos del cuerpo de la paciente– precede a un momento clave de la FIV: la visualización de la fecundación en laboratorio para una posterior selección del embrión o embriones a transferir.
En esta etapa, se conocerán y seleccionarán aquellos embriones que serán sometidos a un seguimiento lo más pormenorizado posible. Es entonces cuando el embrión inicia un proceso de división celular que nos permitirá valorarlo para su elección de cara a la transferencia embrionaria (la última fase que integra el proceso de fecundación in vitro).
Respecto a la categoría embrionaria, la primera pregunta que surge es cómo conocer el potencial implantatorio de cada embrión y cómo aplicar aquellos parámetros que contribuyan a optimizar las posibilidades de que las pacientes obtengan el tan esperado embarazo en el menor tiempo posible.
La catalogación que realizamos los embriólogos en el laboratorio está, casi exclusivamente, ligada a la capacidad de implantación que podemos esperar de cada uno de los embriones monitorizados, reflejado individualmente a partir de un estudio estadístico.
En base a lo anterior, se han buscado parámetros morfológicos en los embriones que nos permitan distinguir aquellos que tienen una mayor probabilidad de alcanzar su objetivo (la implantación en el endometrio de la mujer). Esta es una decisión no exenta de dificultad pues siempre existe un margen de incertidumbre que no asegura el 100% de éxito sobre la decisión adoptada en cada caso.
El seguimiento y evaluación de los embriones en laboratorio se ha basado, tradicionalmente, en el conocimiento del aspecto (morfología) en las diferentes etapas del desarrollo embrionario, y continúa siendo un método esencial de valoración que intenta unificar los criterios de todos los profesionales de la embriología, con actualizaciones periódicas sugeridas y puestas en común desde ASEBIR (Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción) y sus grupos de interés y estudio.
Es importante destacar en este punto, y en respuesta a una de las preguntas más frecuentes que se realizan en consulta acerca de la viabilidad de los embriones, que todas las categorías de embriones transferidos tienen posibilidad de gestación.
Impacto de las nuevas tecnologías
En la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a las técnicas de laboratorio en reproducción humana asistida ha sido determinante el denominado time-lapse: la reproducción acelerada de instantáneas tomadas en eventos que trascurren de manera muy lenta y casi imperceptible al ojo humano.
Esta tecnología de reciente implantación nos aporta una nueva perspectiva: si anteriormente la clasificación morfológica de los embriones se realizaba en base a un número limitado de imágenes tomadas en momentos muy concretos de su evolución, ahora somos capaces de monitorizar –mediante el time-lapse– su ritmo de división y todos los sucesos que se producen durante su desarrollo de forma no invasiva, sin alterar sus condiciones, lo que aporta más conocimiento y, por lo tanto, capacidad y seguridad en la elección de aquellos que tienen mayor potencial implantatorio en el endometrio de la paciente.