El Estrés en las Terapias de Reproducción Asistida

El Estrés en las Terapias de Reproducción Asistida

  Las mujeres que se someten a un tratamiento de fertilidad sufren ansiedad y estrés, según ha demostrado un estudio publicado en la revista “Human Reproduction”.
Para la investigación, los expertos seleccionaron a 445 mujeres de entre 18 y 44 años de distintos países como Francia, Alemania, Italia y España, que habían tenido dificultad para concebir, de las cuales algunas no se habían sometido a un tratamiento de fertilidad, otras lo estaban recibiendo y otras lo habían realizado en los últimos dos años.
Entre los resultados más destacados, encontraron que casi un tercio de las mujeres se sentían preocupadas desde el momento en que intentaron quedar embarazadas y cerca de la mitad reconocieron haberse sentido avergonzadas o que fallaban como mujeres.
La terapia con inyecciones y el deterioro de la relación de pareja eran los dos aspectos que más estresaban a las mujeres. En este sentido, quienes recibieron tratamiento se mantenían más cerca de su pareja (un 33% frente a un 19%), y la mayoría de las participantes sintió que su pareja las apoyaba, especialmente las que recibían terapia de fertilidad (63 por ciento).
Además, las mujeres en tratamiento reconocieron tener mayor ansiedad relacionada con el sexo y emociones negativas, como impaciencia o frustración, e incluso, se encontraban vulnerables y exhaustas. Por otro lado, quienes no estaban en tratamiento decían sentirse confusas.

A pesar de reconocer la limitación de la edad, el 68% de ellas nunca pensó que tendría problemas a la hora de concebir. Según uno de los autores, “para disminuir los desafíos físicos y psicológicos de estos tratamientos sería necesario un protocolo de actuación con las mínimas inyecciones y con más información que disminuya el estrés y aumente la satisfacción del paciente”. Sin embargo, “a pesar del impacto negativo de la infertilidad, muchas de las mujeres que luchan para concebir no consultan a un médico”.
El deseo de esperar para ver si el embarazo ocurre de forma espontánea es el motivo principal de esperar dos años de media para iniciar un tratamiento. Para los autores, este retraso produce ansiedad y es fuente de arrepentimiento. Cerca del 58% piensa que esperó demasiado.
"La intervención psicológica aumenta las posibilidades de éxito de los tratamientos, ya que ayuda a disminuir el impacto emocional, baja la ansiedad y la depresión. Con la intervención psicológica se ayuda a los pacientes a adaptarse al tratamiento, reduciendo el número de abandonos. Y por otra parte, al reducir la ansiedad se puede hacer más incidencia en los estilos de vida: hábitos saludables como el ejercicio físico, pérdida de peso, etc, que sabemos que ayudara a aumentar las probabilidades", explican.

Es importante entender que las parejas pasarán por distintas fases emocionales durante el tratamiento. Al comienzo sentirán ilusión y esperanza, durante los días de espera sentirán incertidumbre, y si el tratamiento falla esto se transformará en una enorme tristeza. La duración de la infertilidad y el número de tratamientos o ciclos también influye en la probabilidad de sufrir ansiedad y depresión.

"Estos resultados muestran la necesidad de intervenciones educativas dirigidas a los miedos de los pacientes, que les preparen mejor para las exigencias del tratamiento y las emociones asociadas", concluyen los autores.


Por Rosa Díaz.