Muchas veces las pacientes de la Unidad de Reproducción se preguntan cuáles son los factores que más pueden afectar a su fertilidad, y que hábitos de vida pueden modificar para así mejorarla.
Aunque la edad de la mujer continúa siendo uno de los factores más determinante, no es el único, pues la dieta y los hábitos de vida se consideran cada vez factores más influyentes en los niveles de fertilidad tanto de hombres como de mujeres.
Es por ello que las dietas saludables y equilibradas, la disminución del consumo de grasas “trans” (productos de bollería industrial y frituras,…) y controlar el consumo de proteínas animales favoreciendo las de origen vegetal (legumbres, frutos secos, soja…) son hábitos saludables que nos pueden ayudar en el camino hacia la consecución del embarazo. Además, la actividad física moderada y regular es beneficiosa ya que mantiene el peso corporal, mejorando la salud reproductiva.
Por el contrario, tanto la obesidad como el bajo peso dificultan la capacidad fértil, y por ello el embarazo es menos frecuente en aquellas mujeres que tienen un índice de masa corporal mayor de 30 o menor de 20. En las primeras es necesario que modifiquen su dieta y aumenten la práctica de ejercicio físico con el fin de controlar su peso ya que el sobrepeso provoca cambios endocrinos y metabólicos que disminuyen la fertilidad y pueden causar complicaciones durante el embarazo en caso de conseguirlo. El bajo peso, por su parte, se asocia con menstruaciones irregulares, la amenorrea y las complicaciones obstétricas.
Por otro lado, el estrés puede causar la disminución de la fertilidad. En las mujeres que padecen un alto nivel de ansiedad y estrés las tasas de embarazo disminuyen y aumentan las posibilidades de sufrir un aborto y, por su parte, en el hombre, el estrés disminuye los niveles de testosterona, la libido, el rendimiento sexual y puede alterar la espermatogénesis.
Algunos hábitos nocivos como el consumo de tabaco afectan a la fertilidad debido a la gran cantidad de componentes tóxicos que contiene y dobla el riesgo de sufrir infertilidad porque afecta directamente a la calidad seminal y provoca daños en el ADN de los espermatozoides. No obstante, la mayoría de los efectos negativos del tabaco que afectan a la reproducción se invierten después de un año sin fumar.
Otros compuestos como el alcohol, en exceso, pueden hacer variar los niveles de prolactina en la mujer. O afectar a la calidad seminal en el hombre, pudiendo llegar a causar disfunción eréctil.
Es por ello que si tu pareja y tú estáis intentando conseguir un embarazo no debéis olvidar que el cambio de algunos hábitos de vida perjudiciales por algunos más saludables puede constituir el primer paso en el camino hacia vuestro sueño.