Técnicas avanzadas y tratamientos personalizados, claves para lograr el embarazo en el menor número de ciclos

Técnicas avanzadas y tratamientos personalizados, claves para lograr el embarazo en el menor número de ciclos

La Unidad de Reproducción La Vega individualiza los procesos, adaptándolos a cada paciente. Protocolos de estimulación ovárica, estudios genéticos que identifican anomalías numéricas y estructurales en los embriones, tecnología de incubación de vanguardia, o técnicas de criopreservación para detener el reloj biológico, posibilitan el sueño de tener un bebé incluso en los casos más difíciles.

Para las parejas y mujeres que necesitan de la ayuda de la reproducción asistida es muy importante lograr el deseado embarazo, pero no menos importante es el poder conseguirlo en el menor número de ciclos posible. Los fallos de implantación y los abortos de repetición provocan un gran desgaste físico y emocional. Los profesionales de la Unidad de Reproducción La Vega individualizan los tratamientos, adaptándolos a cada paciente para obtener la máxima efectividad. Hoy día, gracias a la investigación, la tecnología, la genética, es posible que incluso los casos más complejos consigan el ansiado embarazo y se alcance el sueño de ser padres.

Estimulación ovárica personalizada. La reserva ovárica es un parámetro muy importante en la reproducción femenina. Determina el potencial fértil de la mujer, en función de cantidad y calidad de folículos y ovocitos que reúna. La disminución de la reserva ovárica es un proceso continuo e irreversible, y varia en cada mujer, por lo que dos mujeres de la misma edad, pueden tener capacidades reproductivas diferentes, y responder de forma distinta a la estimulación ovárica.

El estudio de la reserva ovárica es hoy en día imperativo. La actual variedad de fármacos de estimulación ovárica admite combinaciones en muy diferentes formas, lo que permite realizar un planteamiento totalmente individualizado para cada paciente. Para aplicar un protocolo y personalizar la estimulación, hemos de predecir la respuesta ovárica, decidir la medicación adecuada, en función del perfil de la paciente, y elegir el día del ciclo de inicio de la estimulación. Distintas estrategias han perfeccionado los protocolos de estimulación ovárica, dirigidas a poder obtener un número óptimo de ovocitos en cada tratamiento evitando riesgos.

El objetivo ideal de un ciclo es la consecución de embarazo con mínimo riesgo para madre y el futuro bebé, con la mayor comodidad durante el proceso, y el menor coste posible.

Buscando el embrión sano. Una de las áreas de conocimiento que más ha evolucionado en Medicina Reproductiva es el estudio genético del embrión para identificar con precisión los embriones sanos, libres de alteraciones cromosómicas. Un embrión con un número anómalo de cromosomas no será viable y detendrá su desarrollo provocando un aborto temprano. Cuando la mujer sobrepasa los 38 años, las alteraciones numéricas y estructurales de los embriones son más frecuentes, por lo que la aplicación del test genético preimplantacional (PGT), con el que se detectan estas anomalías, mejora considerablemente la tasa de éxito en edades avanzadas.

SecuredFIV es el tratamiento que une a la fecundación in vitro el PGT, siendo el proceso más indicado cuando se han dado fallos de implantación y abortos de repetición. La Unidad de Reproducción La vega cuenta con un laboratorio de genética reproductiva para realizar el análisis de las características genéticas de los embriones resultantes de una fecundación in vitro antes de la transferencia al útero materno. Con esta selección se logra disminuir el tiempo en conseguir una gestación, se minimiza el riesgo de aborto, y se tienen las máximas garantías de tener un bebé sano en casa.

lncubadores time lapse para seleccionar los mejores embriones. El desarrollo de los embriones en el incubador es un proceso clave en un tratamiento de fecundación in vitro. La calidad de los embriones es fundamental para el éxito del embarazo. Un incubador time lapse, como es el Embryoscope, que se encuentra en el laboratorio de embriología de la UR La Vega, supone un gran avance.

El Embryoscope ayuda a los profesionales a ser más eficaces, porque permite la observación del embrión sin necesidad de sacarlo de su medio de cultivo. Incorpora un microscopio con un sistema de captación continua de imágenes de alta definición (time lapse), y genera un vídeo con las imágenes recogidas, pudiendo visualizar las primera divisiones del embrión, desde la primera célula hasta el momento de la transferencia. Con esta tecnología se optimiza la selección del embrión de mayor potencial implantatorio, aumentando en un 20% las probabilidades de embarazo.

Preservar la fertilidad, detener el reloj biológico. En fertilidad la edad tiene un papel determinante. La criopreservación de óvulos mediante la técnica de vitrificación permite detener el reloj biológico a las mujeres que, por motivos sociales, deciden retrasar su maternidad. Sin duda, es la mejor técnica para mujeres jóvenes que han de someterse a un tratamiento oncológico que pueda comprometer la calidad de sus óvulos y su capacidad ovárica. Si antes de iniciar la terapia de quimioterapia o radioterapia congela sus óvulos, tendrá elevadas garantías de ser madre una vez superada la enfermedad. La vitrificación, como método de preservación de óvulos y de embriones, ha permitido tener resultados similares en transferencia diferidas y en las realizadas en fresco.

Teniendo en cuenta que después de los 35 años la reserva ovárica de la mujer comienza un considerable declive, tanto del número de óvulos como de su calidad, la mejor manera de lograr un futuro embarazo con óvulos propios es congelándolos. Lo revolucionario de esta técnica es que conserva intactos los gametos con todo su potencial fértil, cuando llegue el momento en el que decida formar una familia, únicamente habrá que descongelarlos y fecundarlos para transferirlos al útero y desarrollar el embarazo.

El proceso consiste en la congelación ultrarrápida de los ovocitos, pasando de una temperatura de 22 °C iniciales a -196 °C a una velocidad de enfriamiento de 23.000 °C por minuto, lo que evita la formación de cristales de hielo que dañen las estructuras intracelulares, para que mantengan todo su potencial en perfecto estado y totalmente inalterable durante años, conservándolos en nitrógeno líquido en fase de vapor con sustancias crioprotectoras que impiden la rotura de las membranas celulares.