Hiperplasia endometrial, ¿por qué dificulta la implantación embrionaria?

Hiperplasia endometrial, ¿por qué dificulta la implantación embrionaria?

El endometrio es la capa que cubre por dentro el útero y cuya función es recibir al óvulo fecundado cuando se produce el embarazo. Tiene una gran capacidad de responder a los estímulos hormonales que regulan el ciclo menstrual, es así como crece o prolifera con los estrógenos y madura con la progesterona.

La hiperplasia endometrial es aumento de volumen anormal o excesivo del endometrio causado, principalmente, por un desajuste hormonal entre los valores de estrógenos y progesterona. Estas hormonas preparan al endometrio para recibir al embrión y producen su crecimiento hasta alcanzar un grosor adecuado de unos 6-10 mm.

Un crecimiento anormal del endometrio puede comprometer la implantación y el embarazo, ya que el endometrio es el tejido que recubre toda la cavidad uterina y es donde anida el embrión. La progesterona ayuda a acondicionar el endometrio durante el embarazo, además de regular los efectos del estrógeno en el cuerpo, evitando así la acumulación de células en el endometrio.Por eso, este desequilibrio hormonal incrementa las probabilidades de que se produzca hiperplasia.

Para lograr el embarazo es necesario normalizar los niveles hormonales.

Grados de hiperplasia endometrial

Existen varios tipos de hiperplasia endometrial, que pueden variar en su grado de anormalidad y en el riesgo de convertirse en una condición precancerosa o cancerosa.

  • Hiperplasia endometrial simple: crecimiento leve del endometrio es leve sin signos de células anormales.
  • Hiperplasia endometrial compleja: crecimiento más pronunciado del endometrio; pueden observarse ciertos cambios en las células, pero aún no son considerados precancerosos.
  • Hiperplasia endometrial atípica: Es una forma más preocupante, ya que las células muestran alteraciones significativas y tienen mayor probabilidad de convertirse en cáncer de endometrio (carcinoma endometrial).

En cualquier caso, aunque es una alteración benigna, es esencial establecer un diagnóstico para controlar y tratar este engrosamiento endometrial, con el objetivo de evitar que progrese hacia un cáncer de endometrio.

¿Qué síntomas presenta?

El signo más destacado que hace sospechar de una posible hiperplasia endometrial es un sangrado vaginal anormal o menstruación alterada, períodos abundantes o prolongados, así como cólicos, dolor pélvico, relaciones sexuales dolorosas, y otros síntomas que pueden contribuir a la infertilidad femenina, dependiendo de la severidad de afección. Sin embargo, en algunos casos, la hiperplasia endometrial puede ser asintomática y diagnosticarse incidentalmente durante una evaluación médica por otros motivos.

¿Cómo se diagnostica?

Existen varios métodos para diagnosticar la hiperplasia endometrial. Ante la sospecha se solicitan pruebas de sangre para evaluar los niveles hormonales y la realización del por medio de pruebas como: ultrasonido, biopsia del endometrio, histeroscopia, examen de Papanicolaou, laparoscopia o ecografía transvaginal.

¿Qué tratamiento se aplica?

Es fundamental que cualquier mujer que presente sangrado uterino anormal o problemas menstruales consulte a su médico para una evaluación adecuada y un diagnóstico preciso. La detección temprana y el tratamiento oportuno pueden ser clave para evitar complicaciones y preservar la salud uterina.

Al diagnosticar esta condición, el tratamiento dependerá del tipo de hiperplasia y la severidad de la afección. El tratamiento hormonal es la elección en pacientes con deseo de fertilidad; tanto la hiperplasia simple como compleja responden bien al tratamiento hormonal. En este grupo, las progestinas han sido los medicamentos más estudiados.

De igual manera, se recomienda eliminar los factores de riesgo añadidos: potenciar la pérdida de peso en las pacientes que sufran obesidad y hacer que las pacientes que no ovulan de manera regular, lo hagan para disminuir el ambiente hiperestrogénico.

En los casos de hiperplasia con atipias, el tratamiento de elección es la histerectomía (extirpación del útero) debido a que se consideran lesiones pre-malignas. En el caso de que se trate una paciente joven con deseo de embarazo, con reglas regulares, sin factores de riesgo añadidos para cáncer familiar, puede plantearse el tratamiento conservador con progestágenos, haciendo controles frecuentes y exhaustivos para evaluar si la lesión mejora.

Aunque la proliferación excesiva de las células endometriales no se puede prevenir, sí se puede reducir el riesgo. Es el caso de la obesidad y el tabaquismo, dos factores de riesgo fundamentales que se pueden evitar para disminuir las probabilidades de desarrollar esta patología. En este sentido, se recomienda un estilo de vida saludable, evitar el sobrepeso, el uso de tratamiento hormonales bajo supervisión médica para adecuarlo al perfil de cada paciente, así como acudir al especialista ante cualquier alteración del flujo menstrual o aparición de sangrado.