Hoy día existe consenso entre los profesionales de la reproducción, que el futuro al que nos dirigimos y que debe ser la meta a alcanzar, es la transferencia de un solo embrión de calidad evitando la gestación múltiple y con una alta tasa de éxito por transferencia.
Sin embargo, esto no es hoy por hoy la realidad del día a día y, ni la eficacia en los tratamientos, ni las presiones por parte de las clínicas de reproducción ni de los pacientes ayudan a ello.
La tasa de gestación gemelar natural es de un 1 a 2 % de los embarazos y esta aumenta a un 30-35 % en tratamientos de fertilidad , bien por el uso de fármacos inductores de la ovulación o por trasferencia de mas de un embrión en FIV.
Atrás deben quedar los primeros años, tras el advenimiento de fármacos que nos permitían realizar la FIV con desarrollo folicular múltiple, de transferir 4 o más embriones.
Las recomendaciones de la SEF son claras y concisas y las recordamos:
En mujeres menores de 30 años siempre uno o dos embriones y nunca tres.
En mujeres entre 30 a 37 años solo a partir del tercer ciclo valorar tres embriones si no hay ningún embrión de buena calidad.
En mujeres mayores de 38 años, valorar tres embriones desde el principio si no hay ninguno de buena calidad.
Y finalmente en ovodonación siempre uno o dos y bajo ningún concepto tres.
No obstante la practica en varios países como Suecia o Dinamarca es la transferencia de un solo embrión reportando éxitos de 26% por ciclo.
Varios grupos españoles de la sanidad pública están implantando dicha norma, asegurando que una transferencia con embrión único en fresco mas una transferencia posterior criopreservada, le ofrece a la paciente el mismo porcentaje que la de dos embriones en fresco, pero… ¿ es el mismo porcentaje que dos frescos y dos congelados?.
Evidentemente, si damos a escoger a la mujer, si prefiere que se le transfieran dos embriones con cerca de un 40% de posibilidades de gestación y con un riesgo del 30% de gemelar o un solo embrión con un porcentaje inferior pero sin riesgo de embarazo múltiple, esta siempre se inclinará por la primera opción, máxime cuando el embarazo gemelar no solo no es temido sino deseado por la paciente en muchos casos.
Por contrapartida, el elevado coste para la sanidad pública de un embarazo múltiple y que no es costeado por la paciente haría reflexionar hasta qué punto la mujer puede decidir sobre el número de embriones a transferir.
Se ha estimado que en el Reino Unido el coste de un embarazo simple es unas 3.300 libras , el de un embarazo gemelar en 9.122 libras y el de un triple en más de 33.000 libras esterlinas , pagados por el heraldo público. Cabria entonces preguntar a la mujer; ¿se responsabilizaría de los costes en exceso que derivarían de su decisión?
Como hemos dicho anteriormente en algunos países nórdicos la transferencia única está determinada por normativa. En nuestro país y otros de nuestro entorno, nos regimos por recomendaciones, pero es preferible nuestro autocontrol a que nos controlen por normativa las autoridades sanitarias, por criterios de coste/beneficio.
Cabe señalar que nos hemos centrado en la FIV como causa de gestaciones múltiples, pero como escribe Juan Fontes en el primer capítulo de “Cuadernos de Medicina Reproductiva” Vol. 18, nº2, año 2012, en EEUU; Scheive y col. señalan que un 22,8% de los partos múltiples en este país fueron secundarios a estimulaciones de la ovulación fuera de la FIV, e incluso Ooki en Japón lo eleva a un 33% del total de embarazos múltiples.
Finalmente debemos recordar que como se cita en el libro blanco socio sanitario, y recogido en el artículo 3.2 de la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción, la responsabilidades legales que se derivaran de un embarazo cuádruple recaerían sobre el profesional incluso ante la existencia de un consentimiento informado al respecto ya que el legislador deja claro la protección de la salud de la mujer y su descendencia frente al éxito de la TRA.
Por Dr. Jose Félix García España