Somos lo que comemos. Este viejo dicho parece cobrar un sentido especial a la hora de preparar nuestro cuerpo para quedarnos embarazadas.
Son numerosos grupos de expertos los que estudian cuáles son los nutrientes más relacionados con el buen desarrollo del embrión y del feto así como aquellos que aportan al organismo un estado más saludable.
En este aspecto, parece demostrarse que determinados micronutrientes están relacionados con la fertilidad, aunque los estudios ofrecen resultados un tanto limitados.
Se ha comprobado que la carencia de folatos puede influir en la inhibición de la ovulación o la atresia folicular, así como alteraciones de la espermatogénesis. Por este motivo algunos grupos sugieren que la ingesta de alimentos ricos en vitamina B (B6 y B12), como las legumbres, la leche, los huevos, etc., pueden ser beneficiosos a la hora de conseguir un embarazo.
Con respecto al hombre, se ha visto, que en casos determinados, la administración durante 3 meses de un suplemento, tiene efectos beneficiosos en la cantidad y movilidad de los espermatozoides de su eyaculado.
Del mismo modo, niveles óptimos de vitamina E, un poderoso antioxidante, pueden mejorar las tasas de implantación en pacientes cuyo eyaculado presenta más de un 15% de fragmentación.
En este sentido, algunos estudios apuntan que los antioxidantes parecen tener efectos beneficiosos en ciclos en los que se presenta un factor masculino grave como causa de la esterilidad.
Por último, estados de carencia de elementos como el Cinc, que juega un papel importante en la diferenciación gonadal, pueden afectar a la formación del embrión.
En cualquier caso, y a falta de más estudios que aporten resultados concluyentes, podemos afirmar que una dieta equilibrada, en la que se eliminen malos hábitos, puede ayudar a preparar el organismo a la hora de buscar un embarazo tanto de forma natural como en el empleo de las técnicas de reproducción asistida.
Fuente: “Estilo de vida y fertilidad”. SEF Sociedad Española de Fertilidad. Ed. Panamericana.