Peso y fertilidad están más relacionados de lo que en un principio podría parecer. No obstante, muchos pacientes que acuden por primera vez a la consulta de una clínica de reproducción desconocen su verdadera incidencia en las posibilidades inmediatas o futuras de tener descendencia.
“En primer lugar hay que tener en cuenta que cuando hablamos de peso nos referimos de forma inmediata a la obesidad. Se debe considerar la obesidad como una enfermedad generalizada, y que como afecta a todos los órganos y tejidos del cuerpo, está claro que el sistema reproductivo va a estar alterado en su totalidad, y que los espermatozoides, óvulos, embriones y la receptividad uterina van a estar deteriorados”, explica el doctor Adolfo de Prados, médico en UR IMED Valencia y profesor universitario de Reproducción Humana. Son múltiples lo estudios publicados que demuestran alteraciones endocrinas y metabólicas generadas por el exceso de peso que influyen negativamente en la función reproductora: desde hiperinsulinismo, hiperandrogenismo, ausencia de ovulación pasando por la creación de un estado proinflamatorio. “Las mujeres obesas van a tener menos posibilidades de tener un recién nacido vivo sano. En primer lugar, porque tienen menos probabilidades de quedarse embarazada, ya sea de forma natural como con técnicas de reproducción asistida, con las que van a tener unos peores resultados, pero también porque tienen un riesgo superior de aborto y de gestación ectópica, así como por las complicaciones maternas y fetales asociadas, sobre todo durante el segundo y tercer trimestre de gestación”, señala de Prados.
Dieta y fertilidad en mujeres
La infertilidad afecta aproximadamente a un 15% de la mujeres en edad reproductiva. La obesidad femenina se ha relacionado con tres veces más riesgo de no ser madre y con cuatro veces más riesgo de no quedarte nunca embarazada. Este problema aumenta al aumentar el Índice de Masa Corporal (IMC). Con un IMC superior a 29 kg/m2, por cada unidad de incremento de IMC se produce una disminución del 5% en la tasa de embarazo acumulado a lo largo del año, un efecto similar al paso de la edad.
Dado que las mujeres obesas tienen un riesgo aumentado de infertilidad, son más proclives a someterse a Técnicas de Reproducción Asistida ( TRA). El primer problema que presentan es una respuesta ovárica menor a los tratamientos, con una mayor tasa de cancelación y mayor asincronía folicular. Además los resultados también son peores porque el número de ovocitos obtenidos así como su calidad y madurez es menor, lo que da lugar a una peor calidad embrionaria con menor probabilidad de transferencia embrionaria.
No hay que olvidar tampoco las enfermedades directamente relacionadas con el sobrepeso y que también afectan a la salud reproductiva. Entre ellas se encuentran la hipertensión arterial, hiperlipemia, enfermedades cardiovasculares , alteraciones ovulatorias, diabetes tipo II, artrosis, gota, tromboflebitis, disfunción eréctil, patología psiquiátrica así como diversos tipos de cáncer.
Embarazo y pérdida de peso
Tanto es así que la pérdida de peso es la medida más importante para mejorar o, incluso, restaurar la fertilidad en mujeres obesas. “Sólo una perdida > 5 % del peso corporal puede mejorar significativamente la situación reproductiva de la paciente”, explica de Prados. Para ello se debe iniciar una dieta hipocalórica, basada en una restricción calórica diaria entre 500-1000 kcal, con respecto a la ingesta habitual. Además debe tener un bajo contenido en grasas ( 30% del contenido total), de manera que como máximo un 10% de la energía proviniera de las grasas saturadas. “Obviamente, la dieta deberá adaptarse a las preferencias del paciente y a sus patrones de ingesta, por lo que el nutricionista será el profesional más adecuado para determinar la dieta óptima”, señala el doctor.
Sobrepeso y fertilidad masculina
La relación entre peso y fertilidad no sólo afecta a las mujeres. También lo hace, y de manera significativa, a los hombres. “Diversos estudios realizados por urólogos en poblaciones jóvenes fértiles han detectado alteración significativa en el patrón hormonal masculino de varones obesos. También se ha observado una reducción significativa en algunos parámetros espermáticos como la concentración espermática y el recuento total de espermatozoides, y una tendencia a presentar peor morfología así como un menor motilidad. Recientes estudios no han hallado una correlación clara entre el IMC masculino y los parámetros clásicos del seminograma, pero si han confirmado que los resultados reproductivos son peores”, concluye De Prados.
Recuerda:
Con un IMC superior a 29 kg/m2, por cada unidad de incremento de IMC se produce una disminución del 5% en la tasa de embarazo acumulado a lo largo del año, un efecto similar al paso de la edad.
La relación entre peso y fertilidad no sólo afecta a las mujeres. También lo hace, y de manera significativa, a los hombres.
No hay que olvidar tampoco las enfermedades directamente relacionadas con el sobrepeso y que también afectan a la salud reproductiva.
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