Los avances en reproducción humana asistida, como en casi cualquier proceso de desarrollo e innovación, tienen momentos concretos de gran trascendencia, puntos de inflexión. En el campo de la embriología, uno de ellos ha sido la vitrificación, es decir, la posibilidad de poder congelar ovocitos mediante técnicas de criogenización en unas condiciones perfectas para su preservación. ¿Qué utilidad y aplicaciones prácticas permite esta técnica? Las respuestas son múltiples, pero todas ellas confluyen en un objetivo esencial: poder ser madre por encima de condicionantes temporales, fisiológicos o médicos. Analicemos cada uno de ellos.
Aplicaciones de la vitrificación
Los condicionantes que produce el estilo de vida occidental en nuestro proyecto vital han generado un aplazamiento progresivo de la maternidad. De este hecho se deriva una consecuencia negativa sobre la capacidad reproductiva de toda mujer, que juega en contra del paso del tiempo. La vitrificación de ovocitos nos permite preservar la fertilidad y de esta forma posponer el momento de ser madres manteniendo las mismas cualidades ovocitarias que en el momento de la vitrificación.
Otra aplicación fundamental sería en pacientes oncológicas que van a recibir tratamientos de quimioterapia o radioterapia, con efectos muy negativos sobre la fertilidad. De esta forma, una vez superada la enfermedad, la paciente podrá retomar su deseo de ser madre con sus propios óvulos, teniendo en cuenta la edad, su función ovárica y su reserva folicular. En este sentido, hay que hacer hincapié en la importancia de informar a la paciente de esta posibilidad desde el mismo instante en que se le diagnostica la enfermedad para poder conseguir un número adecuado de óvulos (acumulación de ovocitos) en un margen de tiempo razonable y siempre antes de iniciar cualquier tratamiento de quimioterapia o radioterapia. Un dato que nos llama la atención significativamente en UR-Moncloa es que el número de hombres que, por causas médicas, deciden preservar su fertilidad a tiempo –mediante la congelación de semen– es superior al que nos llega de mujeres.
Entre otras causas médicas, podemos citar la extirpación de ovarios, el riesgo de fallo ovárico precoz o cualquier cirugía sobre el ovario, retraso de la transferencia embrionaria por SHO (Síndrome de Hiperestimulación Ovárica), pólipos, hidrosálpinx, ausencia de espermatozoides en la muestra y en pacientes que van a someterse a un tratamiento de DGP para tener un número suficiente de óvulos.
Aspectos técnicos
Técnicamente, la vitrificación de ovocitos consiste en un proceso de solidificación en el que los ovocitos son tratados con criopotectores y sumergidos en nitrógeno líquido a una temperatura de -196º C.
El protocolo a seguir es el mismo que el de un ciclo de FIV: estimulación del ovario con hormonas, aspiración de los ovocitos y, en lugar de fecundarlos, se realiza la vitrificación. Finalmente, se almacenan en nitrógeno líquido durante un periodo de tiempo ilimitado. En el momento en que la paciente lo desee, se procederá a la desvitrificación para, después, microinyectar los óvulos sin necesidad de una nueva estimulación del ovario. Una vez fecundados éstos, se realizará la transferencia embrionaria.
La principal ventaja de la vitrificación respecto a la congelación tradicional es que evita la formación de cristales de hielo que pueden dañar el óvulo, consiguiendo así que la supervivencia de los óvulos al proceso no baje del 90% en pacientes jóvenes, obteniéndose los mismos resultados clínicos que con óvulos en fresco.
Aspectos sociales
Actualmente, uno de los problemas con el que nos encontramos en las clínicas de fertilidad cuando una paciente decide preservar su fertilidad es la edad. La decisión de congelar óvulos está cada vez más normalizada, sin embargo se está tomando con demora. La media de edad en pacientes que han decidido preservar su fertilidad por razones sociales en UR-Moncloa es de 37.7 años, cuando lo óptimo sería hacerlo antes de los 35. Como ya hemos señalado, la calidad ovocitaria es inversamente proporcional al paso del tiempo y, por tanto, a la edad de la paciente, pues se incrementan las cromosomopatías y se reduce la supervivencia de estos ovocitos así como los resultados clínicos tras la desvitrificación.
Por este motivo, sería positivo que todos los agentes implicados en el ámbito médico interioricemos la necesidad de informar a las pacientes sobre la realidad descrita en este artículo pero, también, desde aquellos ámbitos que asumen una responsabilidad pública y desde aquellas entidades que desempeñan un papel relevante en interés de la sociedad civil.