Hace unos años las mujeres buscaban el embarazo entre los 20 y los 25 años. Nuestra sociedad ha cambiado y hoy día las mujeres postergan la maternidad hasta después de los 35 años, cuando el periodo fértil empieza a descender. En este artículo el director de la Unidad de Reproducción HLA Montpellier, el doctor Salvador García Aguirre, explica cómo actualmente la mujer puede preservar su fertilidad para ser madre biológica en un futuro.
La edad marca la calidad de los óvulos, es el parámetro más importante para una mujer que desea ser madre. En nuestra sociedad, las parejas y mujeres siguen retrasando el momento para ser madres y como consecuencia van en aumento los problemas de infertilidad. En los últimos años el número de mujeres que ha preservado su fertilidad ha crecido considerablemente, lo que significa que cada vez se tiene mayor consciencia de que el reloj biológico corre en contra.
A partir de los 36 años la cantidad y calidad de los óvulos desciende significativamente y ello conlleva una dificultad para conseguir la gestación, situación que empeora rápidamente una vez comienza este declive. “Antes de que esto ocurra, podemos extraer óvulos de buena calidad y vitrificarlos, es decir, congelarlos a una velocidad ultrarrápida, y conservarlos a -196ºC para cuando la mujer decida tener hijos y formar una familia.” explica el doctor Salvador García Aguirre, director de la Unidad de Reproducción HLA Montpellier.
La criopreservación de ovocitos o vitrificación de óvulos es una novedosa técnica idónea para preservar la fertilidad femenina con las máximas garantías y un alto porcentaje de éxito, lo que permite a la mujer programar su maternidad y tener hijos biológicos en un futuro. “Una mujer de menos de 35 años con tres ovocitos tendrá un 20% de tasa de embarazo a término; sin embargo una mujer de 40 años nunca llegará a ese porcentaje. Las tasas de embarazo en mujeres de 43 años en adelante con óvulos propios se reducen al 5%, lo que significa que por encima de los 40 años el 75% de los embarazos de niños nacidos vivos se producen por ovodonación”, asegura el especialista.
Aunque este tratamiento se diseñó para preservar la fertilidad de mujeres que tenían que someterse a tratamientos que amenazaban su fertilidad, actualmente se ha convertido en una opción para aquellas mujeres sanas que están en su mejor momento reproductivo pero que no pueden o no quieren convertirse en madres todavía por un sinfín de motivos sociales.
La edad ideal para congelar los óvulos es antes de los 35 años si se desea ser madres a los 38, 39 o 40 años. En este sentido, El doctor García Aguirre aconseja que si la mujer se ve cercana a los 35 años y no tiene pareja o desea retrasar su maternidad por distintos motivos en un mediano o largo plazo, este tratamiento es el más indicado. “Con esta técnica los óvulos están detenidos en el tiempo y puede asegurarse de que el embarazo será exitoso”.
¿En qué consiste la técnica?
La vitrificación es un proceso muy sencillo y sin complicaciones. Primero se realiza un diagnóstico de la reserva 
ovárica de la mujer mediante una analítica y ecografía. Con medicación adecuada se procede a una estimulación suave de los ovarios y unos 10-12 días después, controlando el desarrollo folicular por ecografía. Después se realiza una punción para extraer los ovocitos por aspiración.
Esta intervención dura unos 20-30 minutos y en una hora, aproximadamente, la paciente puede ir a casa y hacer vida normal. En el laboratorio, ese mismo día, se preparan los ovocitos, se evalúa su calidad y se vitrifican, y quedan guardados hasta su posterior utilización. Cuando llegue el momento de tener hijos, los óvulos una vez descongelados, serán inseminados con el esperma masculino y los embriones resultantes transferidos al útero materno en 2 o 3 días. Las tasas de supervivencia ovocitaria son prácticamente del 100%, y tasas fecundación y de embarazo iguales a las obtenidas con la utilización de óvulos frescos sin criopreservar.
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