El fascinante futuro de la reproducción.
Lo considerado ciencia ficción hace pocos años ya empieza a ser realidad.
¿Podría pensar una mujer joven con menopausia precoz que aún puede tener hijos con sus propios óvulos? ¿O que un tejido interno uterino o endometrio tan fino y dañado que ningún embarazo pudiera implantar en el , pudiera ser regenerado? ¿O poder obtener espermatozoides maduros desde células precursora prepuberales? ¿ O incluso que a mujeres sin útero se les pudiera construir uno nuevo?
Ya hay dos niños nacidos y sanos de mujeres a los que sus ovarios les habían dejado de funcionar prematuramente. Kazuhiro Kawamura , en Akita Japón , trabaja en ello desde hace unos años.
Básicamente y para el público general resumiremos de la siguiente manera. A dicha mujer se le extraen sus ovarios (ya agotados e inservibles) quirúrgicamente. Su corteza o capa más externa se fragmenta en pequeños trozos de 1 cm . Muchos de estos aún pueden contener folículos muy inmaduros con su ovulo, que nunca llegaron a desarrollarse y que no responderían a tratamiento con hormonas como hacemos normalmente.
Estos trocitos se introducen 48 horas en un medio con activadores de estos folículos (ahí está el verdadero avance) denominados Akt stimulators y posteriormente los colocamos a modo de injerto en la misma mujer. Ahora tras esta activación fuera de su organismo la mujer ya puede ser estimulada a la guisa normal de la FIV, extraer óvulos, fecundarlos y concebir.
Otro avance interesante que se abre ante nosotros es la posibilidad de preservar la fertilidad en niños varones que van a recibir quimioterapia y en los que dicho tratamiento va a destruir la capacidad de los testículos para producir espermatozoides.
Si esto ocurre en un adulto, la solución es fácil: congelamos muestras de semen antes de la quimioterapia para ser utilizada posteriormente.
En un varón prepuberal no hay espermatozoide, solo los precursores o stem cell denominadas espermatogonias que no madurarán hasta la pubertad.
Ya se ha demostrado con animales de experimentación, que estas células inmaduras criopreservadas e inyectadas en los testículos de diversas especies animales adultos tratados previamente con radio o quimioterapia, puede generar espermatozoides maduros.
Varios centros en el mundo entre los que destaca el Fertility Preservation Program en Pittsburg están criopreservando tejido testicular inmaduro y desarrollando esta técnica para que en futuro pueda ser llevada a cabo en nuestra especie.
¿Saben que es el endometrio? Bien, es ese tejido uterino que debe renovarse mes a mes para albergar un embarazo y que las mujeres descaman todos los meses durante la regla.
En reproducción no es infrecuente encontrarnos con endometrios tan finos que impiden que un embrión se desarrolle en él. Un tratamiento innovador que ya está en desarrollo consiste en inyectar atreves de las arterias uterinas células madres de la médula ósea o bien “rescatar” estas cuando corren por el torrente sanguíneo. Estas células pluripotentes son capaces de transformarse en células del endometrio y volver a general un tejido adecuado para que un embrión pueda implantar en él.
El trasplante de útero.
El primer niño nacido de un útero trasplantado ha ocurrido en Suecia el pasado mes de septiembre y desde entonces dos niños más han nacido con este tratamiento. El profesor Mats Brännstöm comenzó esta andadura en 1999 experimentando con modelos animales hasta realizar dichos trasplantes con éxitos en humanos. Es la primera vez que un trasplante se realiza en un órgano no vital y se han tenido que superar innumerables obstáculos éticos y técnicos hasta conseguir el éxito. En nuestro país el pionero de esta técnica es el Dr José Antonio Domínguez de Badajoz que sigue con éxito los pasos de Bränstom habiendo realizado ya en ovejas dicha técnica.
Pero podríamos darle a todo esto una vuelta más de tuerca y señalar que el siguiente reto en marcha es la bioingeniería del útero. La medicina regenerativa intenta reemplazar, reconstruir o regenerar tejidos u órganos humanos y que tengan plena funcionalidad. La construcción tridimensional de un útero ya se ha conseguido en ratas y conejos en el Wake Forest Institute en Carolina (EEUU) y el siguiente paso se dirige a conseguirlo en cerdos y finalmente en humanos.
Muchas de estas innovaciones se van a ir añadiendo a nuestra práctica diaria y haciéndose comunes a corto y medio plazo. Cada día añadimos nuevas pruebas analíticas diagnósticas del campo de la inmunología y de la genética y las expectativas de éxito de hoy distan muchísimo de lo que eran hace 15 o 20 años.
Si los próximos avances en medicina en general se antojan apasionantes los van a ser más en particular en la medicina reproductiva como acabamos de ver.