Una de las cuestiones que inquietan a cualquier mujer que afronta un embarazo o decide iniciar el camino hacia la maternidad es que sus analíticas ofrezcan unos resultados equilibrados, especialmente en aquellos ítems que pueden afectar al desarrollo del feto o a la fertilidad de la mujer. Uno de esos valores que pueden condicionar el embarazo o la posibilidad del mismo es el asociado a la glándula tiroides. Y surge la pregunta: ¿Por qué el tiroides puede influir en el desarrollo del feto?
El tiroides fetal no produce hormona tiroidea antes de la semana 10-13 de gestación. Por esta razón, la hormona materna es crucial en el primer trimestre de embarazo. Hay estudios que evidencian que una alteración en el tiroides materno podría alterar el normal desarrollo y maduración del sistema nervioso fetal y, en consecuencia, afectar al cociente intelectual del niño y a su rendimiento escolar.
La controversia acerca de su tratamiento aparece en los casos del denominado hipotiroidismo subclínico. Son aquellos en los que la paciente no presenta ningún síntoma de la enfermedad y detectamos alteraciones hormonales en la analítica de sangre que se le realiza dentro de los protocolos previos definidos en el seguimiento y control de todo proceso de gestación o, también, en aquellos que se realizan para buscar las causas de un posible problema de fertilidad.
Diagnosticamos a una mujer de hipotiroidismo subclínico (HSC) cuando nos encontramos una hormona estimulante de la tiroides (TSH, por sus siglas en inglés) por encima de 4.5-5mUI/L con niveles normales de la hormona T4. Pero a la hora de aplicar un tratamiento, la definición varía según el contexto temporal del embarazo: si una mujer se encuentra en su primer trimestre de gestación, consideraríamos HSC con niveles de TSH > 2.5mUI/L; en el segundo trimestre con TSH > 3 y en el tercero con TSH > 3.5. En estos casos, sí se ha demostrado que el tratamiento con hormona tiroidea podría evitar esas alteraciones en el correcto desarrollo neurológico fetal.
Parece, según algunos estudios –aunque no existen datos suficientes–, que el hipotiroidismo subclínico no tratado podría influir en la fertilidad de la mujer incrementando la tasa de abortos y las complicaciones durante el embarazo, tales como desprendimiento de placenta, rotura prematura de membranas, parto prematuro o muerte fetal.
Extrapolando los anteriores criterios al ámbito de la reproducción humana cabe preguntarse si debemos equiparar a nuestras pacientes con problemas de fertilidad con mujeres ya embarazadas y, por tanto, tratarlas según los mismos criterios, es decir, cuando el valor de la TSH es > 2.5m UI/L.
Es precisamente en este punto donde los protocolos para realizar un tratamiento no están claramente definidos debido a la falta de estudios clínicos que lo evidencien. En todo caso, si está claro y suficientemente verificado que los valores de la hormona TSH en pacientes con alteraciones de la ovulación se encuentran más elevados respecto a la población general.
Aunque no hay suficiente evidencia científica ni a favor ni en contra de la recomendación de tratamiento en casos de HSC en pacientes no gestantes, nuestra recomendación desde UR-Moncloa es tratar aquellos casos que presentan valores de TSH > 2.5m UI/L, sobre todo si revelan algún factor de riesgo asociado como puede ser los anticuerpos antitiroideos positivos.