Ainoa Sola y Sofía Sánchez son embriólogas en la Unidad de Reproducción Montpellier. En esta entrevista nos cuentan cómo es su labor diaria en el laboratorio, y en qué se basa la estrecha relación que establecen con los pacientes durante los tratamientos de fertilidad.
Conseguir el embarazo de parejas y mujeres que acuden a un centro de reproducción asistida es un trabajo que requiere de la total coordinación de un equipo multidisciplinar de profesionales, y donde el papel del embriólogo es clave para generar todo un proyecto reproductivo partiendo de la unión de un óvulo y un espermatozoide en el laboratorio.
El trabajo del embriólogo en un centro de reproducción asistida es bastante desconocido, y resulta muy interesante desvelar la gran responsabilidad que entraña, el alto nivel de coordinación que precisa con el resto del equipo, o el fuerte compromiso profesional que requiere para la consecución del proyecto reproductivo.
Su labor está dirigida fundamentalmente a la selección de los mejores óvulos y espermatozoides para generar un embrión de calidad; la valoración del tipo de técnica de fecundación, el estudio de la evolución de los embriones resultantes y el análisis de sus parámetros; la clasificación los embriones según su calidad para garantizar las mayores probabilidades de éxito; mantener constante comunicación con los futuros padres, informándoles de todo lo referente al proceso, además de encargase del correcto mantenimiento, revisión y calibrado de los equipos del laboratorio, y del control de las condiciones de humedad, temperatura y calidad del aire para que el laboratorio esté siempre en óptimas condiciones.
¿Para vosotras es una profesión vocacional?
Absolutamente, ya que no se trata únicamente del desarrollo de competencias profesionales, sino que tiene una intensa implicación emocional, porque nos involucrarnos al máximo con nuestros pacientes, quienes ponen toda su confianza en nuestro equipo para lograr su mayor sueño, el de tener un bebé sano. Para nosotras, lo más importante es estar a la altura de sus expectativas y poner todo nuestro empeño para alcanzar este objetivo y facilitarles este camino.
¿Qué es lo que más os atrae de vuestra labor, eso que nos perdemos los que no tenemos contacto con el apasionante misterio de la vida?
La mayor satisfacción para nosotras es poder ser participes de los primeros días de evolución de lo que en unos meses puede convertirse en un bebé sano. Es muy emocionante poder observar el inicio de la vida con tus propios ojos, lo que nos permite ser conscientes de la complejidad de esta etapa. Por esto, es muy gratificante el hecho de poder contribuir a la solución de estos problemas.
¿Las tareas que desempeñáis son diversas, ¿cómo es vuestra rutinaria?
Cómo has comentado previamente, nuestro equipo es multidisciplinar, por lo que debemos estar en continuo contacto y coordinación con el resto de profesionales (ginecólogos, enfermeros…).
Nuestro laboratorio se divide en dos áreas principales: Andrología y Embriología. En el laboratorio de Andrología se desempeñan funciones referentes al varón, como es analizar la calidad seminal como el Seminograma o el Recuento de Espermatozoides Móviles (REM), preparación de la muestra de semen para su posterior utilización en un ciclo de Fecundación in Vitro (FIV) o Inseminación Artificial (IA). También, se realiza la congelación de espermatozoides y otras técnicas más específicas como son la Fragmentación de DNA o las Columnas de Anexina.
El laboratorio de Embriología abarca todo lo referente al óvulo y los embriones. Aquí se realiza desde la captación de los ovocitos obtenidos de la punción ovárica, hasta la transferencia embrionaria. Esta área también está dedicado a la vitrificación de ovocitos para preservar la fertilidad, la vitrificación de embriones y el tratamiento con las donantes de óvulos. De forma complementaria, realizamos tareas administrativas para el correcto funcionamiento del laboratorio.
¿Qué destacáis del trato con los pacientes?
Lo que más nos sorprende es la fortaleza con la que afrontan nuestros pacientes este tipo de situaciones. Pues son ellos mismos los que muchas veces nos contagian su positividad.
Durante el tratamiento establecemos comunicación prácticamente a diario con los pacientes para ir explicándoles cómo se está desarrollando el proceso. El día de la punción ovárica informamos sobre en número de ovocitos obtenidos, de su calidad y de la técnica que se empleará, es decir, si para su fecundación emplearemos una fecundación in vitro convencional o una microinyección intracitoplasmática (ICSI).
En los días sucesivos, de forma telefónica se les explica el número de ovocitos fecundados y los resultados del estudio de la división embrionaria. El día de la transferencia, se vuelve a detallar el proceso desde el día de la punción hasta el estadio de la división y la calidad que tienen los embriones. Ese día las parejas viven un momento muy especial porque pueden ver sus embriones antes de ser transferidos.
¿Cómo es vuestra relación con los pacientes durante los procesos?
La relación con nuestros pacientes es muy importante para nosotras; la empatía y la buena comunicación en todo el proceso son dos de nuestros valores principales. Conscientes de que es un proceso arduo, tratamos con especial atención la cercanía, y en muchas ocasiones no podemos evitar que emocionalmente nos afecte a nosotras.
Cuando se alcanza el éxito tras un ciclo, la satisfacción es muy grande al ver que los pacientes han cumplido su sueño. Pero, en aquellos dónde no se ha logrado el objetivo, la emoción es distinta y, es imposible evitar que te invada la frustración. Nuestro principal objetivo es lograr el deseo de los pacientes, por lo que siempre trabajamos al máximo para cumplirlo.
Parece sencillo, pero claro está que no lo es. Este trabajo requiere entrega, precisión, responsabilidad, compromiso…. ¿cuál es vuestra percepción en un sentido ético?
Somos conscientes de que la reproducción asistida continúa siendo un tema tabú para muchas personas, por lo que siempre tratamos de adaptarnos a las necesidades de cada paciente. Comprendemos que estas técnicas para alcanzar un embarazo puedan ser poco conservadoras para algunos, pero no por ello deben ser motivo de exclusión o vergüenza para aquellas parejas que lo requieran.
Puesto que nosotras trabajamos cada día en este ámbito, tratamos de trasladar la normalidad que supone a estas parejas, y siempre intentando hacer que estén lo más cómodos posibles.
¿Qué es lo que más se valora en los embriones?
Principalmente su correcta evolución y desarrollo morfológico. Para ello, existe un consenso que implica una serie de parámetros que nos permiten asignar un grado de calidad al embrión. Además, podemos realizar otras técnicas, como es la biopsia embrionaria (PGT), que nos permite detectar si alguno tiene alteraciones genéticas y, de ese modo, transferir un embrión sin anomalías.
La investigación en este campo debe ser constante dirigida a conseguir los mejores resultados. ¿Existe algún proyecto en desarrollo que consideréis relevante para avanzar y mejorar los resultados?
En el campo de la reproducción asistida estamos en continua investigación y nuevos avances, pero es complicado trasladarlo al ámbito clínico. Por lo que creemos que toda la comunidad científica está abierta a nuevos conocimientos que mejoren nuestros resultados, siempre y cuando el tratamiento de nuestros pacientes no se vea comprometido.
Cada vez aumentan más los casos de infertilidad generada por causas genéticas, ¿cómo se coordina el trabajo entre laboratorios de embriología, andrología y genética para abordar las actuales técnicas de reproducción que precisan de procesos combinados?
Desde el Grupo UR esta coordinación es realmente sencilla puesto que disponemos de nuestra propia Unidad de Genética. Este aspecto es especialmente importante ya que nos facilita mucho el abordaje de estos tratamientos, además de la rapidez con la que se pueden realizar.